Un joven ganadero es la esperanza de un pequeño pueblo de la montaña leonesa. Es el primer empadronado en Camposolillo desde que fue expropiado por la construcción del pantano del Porma y sus habitantes, obligados a marcharse. Tiene 25 años y ha comprado unas antiguas instalaciones ganaderas de Valles del Esla para desarrollar su proyecto, que incluye también una oferta de turismo rural.