Este puente de diciembre era tradicionalmente el primer pico de la temporada de esquí, pero ya estamos a las puertas de que llegue y la imagen que tenemos en las estaciones de esquí de Castilla y León está muy alejada de ello. No hay ni rastro de la nieve.

Las condiciones climáticas dificultan el trabajo de quienes llevan las estaciones: "Es imposible abrir. No podemos ni siquiera fabricar nieve", declara Luis Francisco Martín, 
Alcalde de Béjar, Salamanca. Otros como Borja Franco, director de mantenimiento de la Estación La Pinilla y Olga Álvarez, directora de la Estación de San Isidro, mantienen la esperanza: "Si el tiempo lo permite empezaremos el 25 de diciembre". 

Los responsables de las estaciones de esquí mantienen la mirada en el cielo y conservan una esperanza inquebrantable por ver caer los copos cuanto antes. Cada año la nieve llega más tarde y las temporadas son más cortas: "Como no nieva, el turista de nieve no viene y creo que en los últimos 4 o 5 años se puede haber tenido un déficit de unos 5 millones de euros", cuenta el alcalde de Béjar sobre la estación de la Covatilla. Para hacer frente a las pérdidas. Las estaciones de esquí se reinventan. En La Covatilla, en Salamanca, abrirán su cafetería durante el puente para que los turistas disfruten de las vistas. Mientras, en Segovia, además de utilizar el entorno como un parque para bicis, van a hacer una cúpula de grandes dimensiones bautizada como DOMO: "La más grande de Europa, para poder hacer eventos bajo techo: conciertos, concentraciones de coches, etc.", asegura Franco.

Son alternativas que tienen que tomar para sobrevivir. Aun así, desde las estaciones tienen todo a punto para que los skis vuelvan a deslizarse por sus pistas en cuanto el clima lo permita.

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